martes, 24 de enero de 2012

Y llego la cuarta no más!

Viernes por la noche, Amy Winehouse sonando de fondo, y ya estoy pensando en la clase de cocina que tendremos este domingo en casa de Susana. Ayer nos mando un mail con cuatro sabrosas opciones de menús (para que vean lo eficiente que es nuestra profesora), y yo ya he hecho mi elección. Ella no nos ha dicho nada, así que lo de esta lección será casi una sorpresa.

Y además estoy emocionada porque vendrá a cocinar y a comer con nosotras Inma, nuestra Choni casada (ya les contaré algún día de donde nos viene ese mote) y una amiga entrañable. Así que amigos imagino que será una maratón de charlas, risas, anécdotas, fotos del sobrino de Su, y por supuesto la cocina. ¡A ver que sale esta vez!

Hemos quedado a las 12, así que he tenido tiempo de tomarme unos mates, leer, escuchar la radio, y llenarme de buenas energías para dar lo mejor de mí en la clase de hoy. He cogido el metro y  he bajado en la Puerta del Sol ya que hacía un día primaveral (este invierno que se resiste a llegar) y tenía ganas de caminar y ver un poco de “humanidad”. Y la verdad es que el centro de Madrid no me ha defraudado, sus calles llenas de gente, cada uno dándole su toque y convirtiendo a esta ciudad en un hermoso crisol de razas.

Justo hoy que me acordaba cual era el portal de Susana, ella me estaba esperando asomada en el balcón para que, con mi despiste habitual, no le interrumpiera el sueño a ninguno de sus vecinos,ja,ja,ja. ¡Así que entre al fin airosa y silenciosa  en su piso (departamento)! Allí estuvimos un rato charlando de mil cosas hasta que llegaron Sandra e Inma. A esta última la noté un poco asustada, sentimiento que creo desapareció, cuando se dio cuenta de que estas amigas se la pasan muy bien cocinando e improvisando.

Y tras los saludos  e intercambio de novedades de rigor (imagínense que no nos veíamos desde el miércoles y todo lo que le puede pasar a una  en cuatro días ja,ja,ja), llegó la hora de ponerse bajo las órdenes de nuestra comandante. Y allí estaban estas aprendices siempre listas, delantal en su lugar, cuaderno de notas en mano (conste que esta vez lo utilizamos poco al pobre que quedo relegado a un rincón de la mesada) y todas las herramientas (bueno…no todas) y cacharros indispensables para los tres riquísimos, sanos y nutritivos platos que preparamos hoy.

Empezamos picando la cebolla y el pimiento verde para el delicioso Bacalao ajoarriero (a la pobre Sandra casi la matamos con el menú de hoy, pero al final termino dejando el platito bien limpito).


 La verdad que esta receta navarra es deliciosa y yo me quede con ganas de más (la próxima no me corto y repito,ja,ja,ja).

A Inma la desafiamos y  la dejamos como responsable casi absoluta del postre: una dulcísima Crema Catalana (en homenaje a esta hincha culé,ja,ja,ja). Yo me encargué de romper los huevos (en el sentido literal y no tan literal de la frase, ja,ja,ja), y de colaborar en los detalles. Además que hoy  descubrimos mi asombrosa capacidad para calcular medidas ante la imposibilidad de estrenar el peso (balanza) por falta de baterías (pilas)

Sandra se dedico a hervir los tomates, pelarlos, rayarlos y agregarlos a las cebollas, pimientos y ajos pochados (rehogados).Además estuvimos sacándole la carne a los pimientos choriceros ¡mi dios, que difícil! Menos mal que acudió Susana en mi ayuda. ¡Estaba haciendo un desastre!

Sonaba música “romanticona” de fondo (infaltable compañera en estas lecciones), Inma se nos escapaba de vez en cuando para hojear alguna de las revistas Hola de la gran colección de las hermanas Senosiain, y ver algún modelo de vestido para boda, y se notaba un ir y venir de quien  tiene la seguridad de poder hacer más de dos cosas a la vez y que todo salga perfecto. ¡En este nivel ya estamos!

Y luego toco picar cebollas, y pelar y trocear la calabaza para la suave y nutriente Puré de Calabaza que fue nuestro primer plato. Tuvimos un  pequeño forcejeo con el tubérculo, hasta que Sandra decidió venir en mi rescate y evitar que perdiera alguno de los dedos de mi mano al intentar pelarlo de manera temeraria ja,ja,ja.

Todo en marcha, ollas calentando, en el horno grillándose las cremas catalanas (No lo hicimos con el soplete porque Susana se olvido de ponerle gas), algunas de las cocineritas con cervecita en mano y la mesa ya tendida. Distendidas y listas ya para disfrutar de otra comida entre amigas. Carla nos encontró nuevamente invadiendo su cocina (la hermana de Su ya esta inmunizada contra estas aventureras que revolucionan sus domingos de descanso) pero le puso su buena onda de siempre y ¡repitió sin pudores todo lo que probo! ¡Para esta gente sí que da gusto cocinar!

Nuestra profe estuvo muy activa, sacando fotos, dándole a las recetas un toque personal, contando trucos y revelando algunos secretos de este arte en el que nos estamos adentrando. Contarles que terminamos casi todas con las camisetas más sucias que nunca ja,ja,ja y con las manos de una extraña tonalidad naranja ja,ja,ja,ja.

Compartimos una comida muy tranquila, extremadamente sana y nutritiva, muy fácil de preparar y con texturas y sabores muy variados. Todo acompañado por agua (creo que aún les cuesta a mis amigas recuperarse de las resacas de las fiestas y las no fiestas,ja,ja) y una charla amena y entretenida. Hubo risas por mis experiencias con el sexo opuesto de esta semana (no se imaginen nada raro,ja,ja,ja) y una sobremesa relajada (tanto que Sandra se nos adormilo en el sofá ja,ja,ja,ja).

Y sobre las cinco llegó la hora de despedirnos, había un marido esperando, un alumno para preguntarme como seguía mi dedo torcido, y dos siestas aseguradas (las de Sandra y Susana).

Una vez más la vida nos ha regalado la posibilidad de encontrarnos, aprender, compartir y disfrutar de una comida entre amigas. Ha valido la pena la espera…ahora vamos por la quinta (este es ya  un viaje sin retorno).

Para el final solo quiero dejar una queja: ¡No me dejaron fregar! (al menos no tanto como me hubiera gustado,ja,ja,ja)

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